Unos años atras tenía un vicio diferente a los que tengo ahora, podía quedarme horas escribiendo, desahogandome, hablando solo con una lapicera y el papel. Pero ahora hace muchísimo que no me descargo yo sola, de hablar para mi misma como hacía antes. Las cosas que tengo guardadas adentro siempre las saqué, siempre tuve a alguien para contárselas y lo sigo haciendo, pero hay cosas que capaz por
orgullo o por haber tomado la decisión de no hablar más del tema por querer superarlo, me las estoy guardando, solo por
aparentar ser fuerte. De cierta forma soy fuerte, porque dicen que
lo que no te mata te fortalece. Si no me mató todo lo malo que viví hasta ahora es porque todo pasa para que pueda
respetarme más, para
crecer, para
aprender siempre algo nuevo (aunque siempre empiezo igual, comienzo con el
NO TE CREO y termino cayendo por el miedo a que me digan la verdad, y perderme las oportunidades) y aunque parezca que la
sumatoria de heridas me van debilitando, capaz sea al contrario. Sí,
el tiempo cansa, y las batallas perdidas se sienten. Es
una herida arriba de otra y capaz duela más asi, pero ¿qué se puede hacer? ¿
acostumbrarse al dolor? ¿hacerlo cada vez más fuerte? ¿volverme una
planta? No veo ninguna solución realmente efectiva. Cae todo en
dejarse llevar, en
no dejarse engañar más, en hacer todo lo posible por
MIRAR y
VER. Cuando termino mal una historia pierdo las esperanzas de poder escribir una nueva, pero si algo aprendí es que a pesar que al corazón le duela escribir tantas veces encima, siempre está dispuesto a hacerlo, a
creer de vuelta. De todos modos la fe se va perdiendo, porque
aunque desconfie las cosas me van mal igual. Si habiendo desconfiado tanto, si habiendo sido tan paranoica pudieron encontrar la forma de
mentirme y ocultarme la verdad (hasta que la supe), no veo cómo sería si no fuera así. Se que no merece que hable de él, que si quiero deshacerme del pasado tengo que
dejarlo atras y no seguir mirando. Pero cada tanto necesito sacar de adentro toda la
bronca que vengo acumulando hace un mes. Pasó un mes de
no saber quién soy, porque se lo que siento y lo que quiero, pero se que eso es todo lo contrario a lo que debería ser, a lo que me haría bien; por eso suprimo todo y me hago la indiferente a todo.
¿Estamos en el mismo lugar? Ah, no me importa. ¿Estás con alguien más? Tampoco eso me importa. ¿Nunca me quisiste como yo pensaba, nunca te importé lo que te tendría que haber importado? No me afecta. ¿Te reís de todo el tiempo que pasé llorando, odiandote, sufriendote? No es algo que me influya. Me acostumbré a
PENSAR así, ¿pero a
SENTIR así? No, todavía no pude. Sigo esperando el pellizcon que me haga volver a lo que era antes, a esa
felicidad tan grande que tenía cada día. Era despertarme felíz por saber que había alguien con quien compartía un mismo sentimiento. Y ahora es levantarse a la
rutina, a saber que estoy
sola, a que esa persona que tanto me importaba se cagó en mi vida. Ahora es el
ego por el piso, es la necesidad de subirlo de alguna forma.
Problemas tuve siempre, pero había
alguien que hacía que fueran menos dolorosos. Ahora cada vez tengo más problemas, y menos soluciones. Si hay algo que siempre me caracterizó fue la
CICLOTIMIA. Es como llevar una careta permanente. Por momentos me siento
feliz, dispuesta a afrontar lo que se venga y ponerle
al mal tiempo buena cara, veo lo positivo de todo. Pero llega a caer algo, por más mínimo que sea, y
hay tal crisis. Pasa eso y surgen las ganas de
comenzar mi vida de vuelta,
ser otra persona, no ver nunca más a nadie. Por momentos me siento dichosa, me alegro de la vida que llevo; y por otros estoy deseando que se termine,
que sea diferente. Tengo que
hacer mi vida y arreglar todo lo que se pueda. Quiero
dejar de necesitarte.